Ombre Rosse
Julio de 1936. Una pequeña iglesia transformada en Casa del Pueblo. Barcelona. Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona. 1936. Director Mateo Santos. Oficina de Información y Propaganda de CNT-FAI. Fotografía Ricardo Alonso. Montaje Antonio Cánovas.
Diciembre de 1968. En las puertas de su oficina el cuerpo de redacción de Ombre Rosse antes de disolverse. Turín. (Sombras Rojas, pero también el título comercial italiano de Stagecoach de John Ford.) Movimiento Estudiantil / Colectivos de Cinema Militante. Cinegiornale. Montaje Fernando Solanas.
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Los únicos que trabajan en estos días son un grupo de cineastas anarquistas que ruedan la resistencia en Barcelona al golpe militar entre el 19 y el 22 de julio. El 26 de julio los trabajadores anarquistas designan una Comisión Técnica para preparar un proyecto de gestión de las empresas del espectáculo que han incautado y que son casi todas las de la ciudad dada su hegemonía en el sector. De esta gestión y con el material que habían filmado en las calles de Barcelona se pasa a producir la película de Mateo Santos Reportaje del movimiento revolucionario en Barcelona. En este sentido, el filme se estructura en cinco partes: la traición de los militares, el pueblo en armas, la complicidad de la Iglesia, el desfile de los milicianos hacia Zaragoza y el control obrero de la ciudad. Los incitadores del golpe de Estado (el militar, el sacerdote, el capitalista, el magistrado) nunca aparecen personificados en la película. La revolución se muestra como la ocupación por los milicianos del espacio representativo de aquéllos: cuarteles, Capitanía General, Hotel Colón, iglesias, cárcel, edificios de oficinas… Incluso algunos de estos lugares son presa o han sido presa de las llamas, pues no hay que olvidar que para los anarquistas el fuego es purificador. A él deben arrojarse los títulos de propiedad, el registro civil, las actas notariales, los pagarés, los expedientes administrativos, los libros de reclutamiento o las contribuciones directas e indirectas. El tono fuertemente anticlerical del comentario incluye burdas mentiras, como que el saqueo de las tumbas del convento de las Salesas ha permitido demostrar que hubo frailes y monjas martirizados por los mismos religiosos.
Las luchas en la enseñanza italiana han clarificado el significado profundamente reaccionario, autoritario y conservador de las instituciones de la cultura burguesa, comenzando por la escuela; la funcionalidad que tiene esta cultura para el sistema económico y de clase; su fuerza aparente y su fragilidad interna. Con las movilizaciones del 69, la clase obrera inició su revolución cultural al rebelarse contra el poder y sus condicionamientos dentro y fuera de la fábrica, en la calle y en los barrios. Se puso en movimiento un proceso de liberación de las conciencias y de lucha política cuya acción será larga y difícil, pero que ha expresado puntos de referencia teóricos y prácticos fundamentales y ha trazado una línea de demarcación clara entre los intentos de recuperación neocapitalistas y revisionistas y las exigencias y el empuje real de las masas. No obstante, no creemos que actualmente existan valores autónomos del proletariado que hayan permanecido indemnes a la ofensiva de la ideología burguesa; advertimos la capacidad y las fuerzas con que el sistema cuenta para condicionar los modos de pensar y de vivir del proletariado y de los propios estudiantes. El papel que en una época desempeñaba la Iglesia se otorga hoy a la escuela, a la televisión, a la prensa, al cine y a la publicidad. Nosotros nos situamos en el seno mismo del empuje real de las masas y lo que de nuevo éste expresa, para apoyar, acompañar y asumir sus significados más profundos y colaborar en la evolución de la nueva cultura, de los nuevos modos de pensar y de vivir, paralelamente a la participación en las luchas de las masas.