Marcel Mauss
23 de julio de 1936. Imágenes destrozadas del convento de las Mercedes. Azuaga. Badajoz. Varios autores. Historia de la Cruzada Española. Tomo XV. El alzamiento. Extremadura. Ediciones Españolas, S. A. Madrid, 1941. Dirección Manuel Aznar. Dirección artística Carlos Sáenz deTejada.
23 de diciembre de 1945. Un aturdido Marcel Israel Mauss sale por primera vez a la calle desde que Francia fuera liberada. High Points in Anthropology. Paul Bohannan y Mark Glazer. McGraw-Hill Interamericana de España, S. A. Madrid, 1973. Marcel Mauss Archives.
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Nada más nos quedan estas fotografías puesto que perdimos las verdaderas imágenes.
El arte de los magos consigue reemplazar la realidad por imágenes.
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En Azuaga el pueblo quedo dividido y esa división sólo pudo producirse como consecuencia de una gran violencia. Por eso pedimos que en la restauración del Sagrado Corazón se respete la señal que nos recuerda cómo fuimos divididos.
Es tan compleja que aun describiendo fragmentos separados con el mayor escrúpulo, jamás se logra más que una imagen plana de dos dimensiones. Felizmente hay casos donde la coherencia se encuentra en complejos menos extendidos, momentos privilegiados en los que todo puede ser aprehendido en un instante.
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Pues tras oponerse los milicianos, fieles al orden constitucional, al control del municipio por la Guardia Civil, se registraron violentos enfrentamientos, que se saldaron con la muerte de dos guardias y dieciocho republicanos. El ambiente social en la localidad quedó fuertemente enrarecido a causa de estos hechos y se temía lo peor a causa del odio y el dolor que habían originado estas muertes. Unos temores que pronto tuvieron confirmación. El control de Azuaga por la Benemérita se prolongó durante dos días, pasados los cuales, al recibir ésta orden de los sublevados para concentrarse en Llerena, abandonó el municipio, que quedó en poder de unos milicianos, en pleno auge revolucionario, que cometieron toda clase de desmanes durante los dos meses que dirigieron el pueblo en nombre de la legalidad republicana, entre los que cabe destacar numerosas ejecuciones de vecinos.
La capacidad de las masas de imponerle al mundo físico sus deseos. Mauss describía cómo en los trances corales el cuerpo social se veía animado por un mismo vaivén, en el que el individuo desaparecía para devenir una especie de máquina. Mauss sentenciaba: «Sólo en este momento se realiza auténticamente el cuerpo social, ya que cada una de sus células, los individuos, se sienten en ese momento tan unidos como la del organismo individual. En estas condiciones, el consentimiento universal puede llegar a producir realidades».
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A primeras horas de la noche los dirigentes rojos de Azuaga concentraron sus huestes en la plaza. Necesitaban armas y pensaron proveerse con las de la Guardia Civil. La turbamulta corrió al cuartel e intimó a los guardias la rendición y entrega del armamento. Rechazada, se replegó a la plaza y con gran vocerío proclamó la revolución y el comienzo de los atentados y desmanes. Salió para evitarlos el teniente con sus guardias, y a una voz del alcalde socialista Manchón y de los dirigentes rojos Muñoz, el Chato Maguilla y el Jorda, la masa revolucionaria, compuesta por más de 3000 hombres, arremetió a tiros y pedradas contra los guardias. Éstos repelieron la agresión y se entabló la refriega. Pronto cayeron un guardia civil muerto y nueve heridos. Tendidos en la plaza yacen diecisiete cadáveres, que han abandonado los rojos. El grito en el cielo lo ponen los dirigentes marxistas de Badajoz al enterarse de estos sucesos: ¡la Guardia Civil es facciosa! Ha cometido un atentado más contra el pueblo indefenso.
Su deducción de las dos tiranías, italiana y alemana, a partir del bolcheviquismo es totalmente exacta. El corporativismo cristiano-social austríaco, convertido en el de Hitler, es de un género muy distinto en origen; pero en última instancia, al copiar a Mussolini se ha hecho de la misma clase. Y mi segundo punto es éste. Insisto más que usted en el hecho fundamental de lo secreto y del complot. He vivido mucho tiempo en los medios activos comunistas, he vivido con ellos en Rusia. La minoría actuante era allí una realidad; era complot perpetuo. Este complot duró toda la guerra y venció. Pero la formación del partido comunista sigue siendo la de una sociedad secreta. El propio partido comunista se ha instalado en medio de Rusia lo mismo que el partido fascista y el partido hitleriano se han instalado sin artillería y sin barcos, pero con todo el aparato policial. En este punto reconozco fácilmente acontecimientos como los ocurridos con frecuencia en Grecia y que tan bien describe Aristóteles. Es la «sociedad de hombres» con sus cofradías públicas y secretas a la vez, y en esta sociedad de hombres la que actúa es la sociedad de los jóvenes. Incluso sociológicamente es una forma quizá necesaria de acción, pero una forma atrasada. Satisface la necesidad de secreto, de influencia, de acción, de juventud y a menudo de tradición. Debo añadir que, por la forma en que la tiranía va unida normalmente a la guerra y a la democracia misma, creería uno hallarse en los tiempos de los jóvenes de Megara que juraban en secreto no parar hasta haber destruido la famosa constitución.