Málaga Euskadi da
23 de diciembre de 1936. Así pasaban el tiempo los rojos, ¡ensuciando las paredes! Dibujos grotescos en el interior de la ermita. Toreros y flamencas pintados por anarquistas “andaluces” en una Iglesia. Informe sobre la situación de las provincias vascongadas bajo el dominio rojo-separatista. Universidad de Valladolid. 1938. Texto de José Mª González de Echávarri. Lámina nº1. Ermita de Santa Engracia. Legutio, Álava.
18 de mayo de 1986. Nueva pintada en el paseo marítimo: Málaga Euskadi da. Muestran posters, revistas y pegatinas en el Colegio de Arquitectos. Según los autores, la revista es un montaje artístico que trata de desmitificar el tabú vasco. Segundo Accésit en el Festival de Cine y Video Ciudad de Tudela. Texto de Esteban Pujals. Revista Arena Internacional del Arte. Cartel 23×66 cm. Agustín Parejo School. Málaga.
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La ermita Santa Engracia se situaba al lado del río al que le da nombre, en la provincia de Álava. Guardaba la imagen de San Jorge. Desapareció bajo las aguas del pantano de Urrúnaga o de Santa Engracia. En el proceso de normalización lingüística, la localidad cambió su nombre de Villarreal de Álava por el euskera de Legutio en 1979, a través de la Academia de la Lengua Vasca. En 1980 el ayuntamiento desobedeció esta institución y recuperó el nombre antiguo, Legutiano. En 2011 volvió a oficializar el nombre de Legutio.
Del paralelismo existente entre Málaga y Euskadi afirman que “si hubo España alguna fue Euskalduna y si pistas rastrean malagatarras resultaran las más y alrededores, Pizarra o Carratraca. Demostración palpable de la honda implantación de bertso y de dantzas en la bahía de tan falso alkazaba cuan txanketes”. Ellos reivindican el bilingüismo en todas las comunidades, creen que no tener acceso a diferentes lenguas es una estafa al ciudadano.
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La llegada de las Navidades a Villarreal, Legutio es su nombre oficial actual, coincide con la detención de los combates, aunque el dirigente tradicionalista de Álava, Eustaquio Echave Sustaeta, no duda en advertir a los requetés en su periódico, el 21 de diciembre, de que no se repita en el frente alavés lo que pasó en Luchana la Navidad de 1837, cuando las tropas liberales de Espartero rompieron el asedio carlista sobre Bilbao, aprovechando la tácita tregua navideña. Enfrente de la villa, separados por un pinar que luego sería incendiado, la ermita de Santa Engracia estaba ocupada por batallones republicanos que parecían olvidar las penas del duro combate con continuos festejos. Los rumores llegaban hasta el pueblo y se conocía a aquellos milicianos como los “andaluces” por su jolgorio permanente. En realidad se trataba de soldados asturianos, más cercanos a las consignas de UHP que de la FAI, pero las pinturas que habían dejado sobre las paredes de la iglesia, con toros y toreros, flamencas y chulapos, les hicieron ganarse el apodo. La posición de Santa Engracia fue tomada por la columna Aizpuru antes de su retirada.
Utilizan la sátira y recurren a distintos personajes de la historia en un intento de romper los hábitos de lectura del espectador. Como creadores son inconformistas y pretenden enterrar fantasmas y demonios que la sociedad crea. Málaga Euskadi da es un compendio enciclopédico y multimedia (sonido-texto-imagen) que se complementa con una cinta del grupo UHP. Agustín Parejo School está formado por un grupo de artistas que realizan diversas actividades como teatro, música, poesía experimental, diseño, pintura, etcétera. También señalan que las huellas de la cultura vasca se extienden por toda España y citan a Unamuno que decía: “Hermanos somos todos los humanos, el mundo es un Bilbao más grande”. Los medios de comunicación tienen la culpa de la imagen negativa que existe en Euskadi y que no corresponde con la realidad social del pueblo vasco”, opinan. Agustín Parejo School (que toma su nombre de la calle en que viven sus participantes) es un colectivo compuesto por once miembros cuyo deseo de anonimato les ha llevado a ser sólo conocidos por sus nombres de pila, aunque es colectiva la autoría de todas sus intervenciones.
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Villareal, que por su destrucciones en la batalla fue conocida como “Villaruinas” o “Villaescombros”, y también “Villamorisma” por la gran participación de tropas Regulares en su liberación. Esto lo presenta el nacionalista Euzkadi como una muestra más de la defensa nacional de la tierra cristiana contra infieles, realizando el oportuno paralelismo histórico (“Los vascos hoy, como en el siglo VIII, impedirán el paso de la morisma”); los socialistas, por su parte, realizan una caricatura del mercenario musulmán bendecido por “el cura trabucaire” y la católica “margarita”. La verdad histórica supera las lecturas anticlericales y racistas. El sector se refuerza con una Mehal-la de Tetuán, sin duda los que degollaron a algunos defensores del pinar de Santa Engracia. La presencia marroquí se incrementó al día siguiente con la incorporación del V Tabor de Regulares de Tetuán, acuartelados en las ruinas de la ermita; estas tropas “moras” fueron traídas expresamente del frente de Madrid, donde la ofensiva franquista ya empezaba a decaer. Se contaba probablemente con experimentar en Álava el terror psicológico que daban estas despiadadas tropas, y relevar a las ya agotadas unidades de la zona, tras cuatro días de combates ininterrumpidos.
Málaga –capital de la Costa del Sol–, la ciudad española del crecimiento más acelerado, de urbanismo catastrófico, ecológicamente arrasada, con todos los problemas de una gran ciudad moderna y ninguna de sus soluciones; Málaga paradigma de la africanidad de España y de su europeización/otanización inminente quieras que no, se convierte en el escenario de su acción directa sobre el espectador en la que el ácido comentario político es el mejor soporte de un gesto formal hiperconsciente. La Málaga cosmopolita, a sus ojos “Málaga, Capital del Gran Magreb”, como decían pintadas y pegatinas de 1982. En esa línea de ironía sobre los estereotipos locales debe entenderse su grabación en 1987 de un hipotético “Hirnos de Andalucía”, cuyo estribillo “Ojú que caló”, se convirtió en la sintonía de una emisora nacional, o el proyecto del año anterior “Málaga Euskadi Da”, que se plasmaba en una insólita hibridación de los tipos nacionales de ambos lugares: vendedoras de claveles con txapela, o aizcolaris con traje de faralaes.