Living Theatre
1936. Las milicias marxistas quieren defender el museo… de las milicias marxistas. Capilla y Museo. Palacio del Duque de Alba. Madrid. Oficina Informativa Española. Aldus Castelló. Imprenta.
1966. El grupo Open Theatre pone en escena The Trial of Judith Malina and Julian Beck, literalmente una representación de los juicios a los creadores de Living Theatre. Teatro dentro del teatro. Off Brodway. New York. The presence of the actor. Joseph Chaikin. Atheneum.
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Al mismo tiempo los más bellos y viejos palacios nobiliarios, como el de Liria, del Duque de Alba- qué fue incendiado más tarde, perdiéndose gran parte de su riqueza artística y del inapreciable tesoro de sus archivos y biblioteca- fueron incautados por el “pueblo” para instalar en ellos sindicatos, comités, tribunales populares, checas y cuarteles de milicianos. Miles de casas particulares se habilitaron como alojamiento de campesinos evacuados de los pueblos y de proletarios de los suburbios madrileños. En todos los palacios y mansiones históricas de Madrid, llenos de obras de arte maravillosas, la incultura, la barbarie, la imbecilidad y los malos instintos dejaron huellas crueles de su paso. Junto a los atropellos de las masas frenéticas –que en parte podría disculpar el furor colectivo y el analfabetismo de las masas-, se cometieron otros por gentes de formación universitaria y pujos de alta educación estética, cuyos móviles fueron sencillamente, una vulgar codicia o un increíble rencor hacia cuanto significaba tradición nacional.
Pero es evidente que en aquellos años el Living Theatre no deja de convertirse en una molestia para las instituciones: el hecho de que en octubre de 1963 –The Brig, el impactante espectáculo sobre el sistema militar norteamericano está en cartelera desde hace nueve meses– los agentes fiscales lo desalojan por la fuerza, con la excusa de que la compañía tiene una deuda con el Estado por 28.432’10 dólares entre impuestos, seguros y multas. La valiente y pintoresca resistencia del grupo –sentadas en el teatro ocupado por la policía, representaciones no autorizadas de The Brig– sólo sirve para que sus dos directores sean objeto de otras denuncias y de algunas semanas de reclusión en las prisiones federales. La aventura americana del Living Theatre llegó a su fin, el menos por el momento, y empezó su ya legendaria migración a lo largo de Europa.