Latifa Echakhch
Mayo de 1931. El último día de una imagen. Esta fotografía, tomada desde el fondo del incendiado templo de la Purísima, acusa de una manera indubitable el paso de los barbaros del siglo XX por este tradicional santuario Mariano. La baranda del coro ha quedado convertida en informe escala y el grandioso camarín, en un foso oscuro, lleno de escombros. Entre estos es fácil encontrar algunos carbones que, antes del infausto 12 de mayo, serían parte de la obra cumbre de Salcillo. Consejería de Cultura. Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Museo de Bellas Artes de Murcia.
Septiembre de 2010. La Ronda. Presenta 14 mástiles repartidos irregularmente por el espacio expositivo, para confrontar una fantasía “local” (en clara alusión a la fiesta de los jinetes denominada Fantasía marroquí) con otra fantasía, la del internacionalismo: de ahí los mástiles cuya función, no sería otra que servir de soporte de las banderas de los países. La Capella. Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. MACBA [1]. Barcelona.
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El caos reinaba por doquier, es cierto, pero una visita a este lugar tiene el raro encanto de la ruina, de génesis estrictamente romántica y con algo, indudable, de ascesis espiritual. Removiendo los pedruscos con el largo callado que me habían facilitado, uno encuentra sin abrasar ciertos restos, el brazo de una santa, seguramente, debido al fino acabado de sus dedos, y también una resuelta cabellera de pelo natural, un donativo, quizás el sedoso pelo de una infausta hermana. La luz amarillenta que bañaba la estancia y el calor apretando en el verano murciano daba a aquel recinto un aire sensual. Se preguntaran ustedes, ¿cómo es posible disfrutar donde ya pasó terrible la barbarie? Exactamente esa era la pregunta que se hacía mi alma humana y que no encuentra ahora letras para expresar cierto remordimiento causado por aquel paseo de placer.
Esta paradójica unión entre lo obvio, lo obtuso, entre el orden y el casos, se aprecia también en Ibiza. De nuevo objetos familiares tanto para el imaginario marroquí como para el español: una baraja española junto a las piedras que provienen de las ruinas de un campamento ibicenco sede de los soldados marroquíes alistados con Franco en la guerra civil española. En Gaya (E102/%) y Vitrail pinta de color amarillo las ventanas del ábside para modular la luz exterior. Así, introduce una cierta cualidad sensual ante obras no visualmente fáciles, incluso áridas y sin conseguir el buscado equilibrio entre lo sensorial y lo conceptual.