TESAURO

CRONOLOGÍA

ARCHIVO F.X.

MÁQUINA P.H.

LA INTERNACIONAL

PEDRO G. ROMERO

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Kassin

Septiembre de 1936. Puerta de entrada por el lado de la epístola, apareciendo calcinados los muros, habiendo ardido el soberbio cancel y las puertas. Basílica Parroquial de la Purísima. Yecla. Murcia. Causa General sobre La dominación Roja de España. Sección región de Murcia. Piezas nº 11. Anexo 1. Nº090660. España.  Ministerio de Cultura. FC-1068. Exp. 5. Archivo Histórico Nacional.

 

Septiembre de 2008. Tras la puerta de entrada un mostrador, en forma de ovni o platillo volante, hacía las veces de tarima Dj., armado su frontal con una batería de luces que impedía acercarse a sus seguidores. Pabellón de la Antigua Fábrica. Cinemateca Brasileira. Kassim. Concierto. MINC. Secretaría do Audiovisual. BNV producciones. Centro Cultural de España en Sao Paulo. Brasil.

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Ya se sabe que en Hécula son bastante salvajes, por decirlo de algún modo, allí la gente trabaja poco y sobre todo en aquellos años de la República en que comenzaron las barbaries y la cal de las esquinas se caía a golpe de furibundos brochazos: “abajo Cristo Rey”, “Muera el Clero”, “Armas contra la reacción”, “Mierda a los beatos”, “Viva el comunismo libertario”, y a la noche siguiente, a fuerza de garrotazos y si era menester de pistoleros se imponía borrar y pone encima a su lado “Viva Cristo Rey”, “abajo los asesinos de Moscú”, “Viva el fascio” y todo el pueblo estaba traspasado de tintas y letras redondas o curvas, palabras esquinadas y siniestras llenas de venganza y lucha.

 

En un largo silencio de su música Kassim contó su historia, nacido norteamericano y brasileño, de origen turco, vivió en Nueva York el 11-S y como sintió la presión policial. Se desato un gran griterío: vivas a ¡Bin Laden!, mueras a ¡Israel! y al ¡presidente Bush!, pero también mueras a ¡Sadam! Y vivas a los ¡Estados Unidos de América! Un clima de excitación que Kassim intentó calmar con su música, pero cuyos ritmos electrónicos –sacados muchos de estos de video juegos bélicos- hicieron que la alteración siguiera siendo evidentes los destrozos en el local, una antigua iglesia convertida ahora en sala de conciertos. La intervención de la policía sublevó más los ánimos y se quemaron contenedores en el exterior del local.