TESAURO

CRONOLOGÍA

ARCHIVO F.X.

MÁQUINA P.H.

LA INTERNACIONAL

PEDRO G. ROMERO

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Guy Debord

27 de marzo de 1938. Vigilando después del bombardeo. Milicianos vigilando objetos en una calle bombardeada de Barcelona. En primer término una escultura de la virgen con el niño sin cabeza. Al fondo un camión y varias personas. Escultura producida en serie por Arte Cristiano S.A., Olot, Gerona. Mercado de San Antonio. Barcelona. 60×60 mm. Negativo de Nitrato de Celulosa. B/N. Foto número 143. Fotografía Kati Horna.

 

27 de julio de 1957. El descanso del guerrero. Guy Debord descansando entre las ruinas. Un momento de descanso en la puerta del torreón en Cosio d’Arroscia. Imperia. Liguria. Conferencia fundacional de la Internacional Situacionista en Cosio d’Arroscia. Fotografía del Archivo del Silkeborg Kunstmuseum. Dinamarca. Archivo Shigenobu Gonzalvez. Guy Debord ou la beauté du négatif. Ed Nautilus. París. 2002. Archivo del Comité Psicogeográfico de Londrés. Fotografía Ralph Rummey.

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La cuestión era la siguiente, una vez abolida la religión, ¿qué era lo que se vendía cuando del comercio de imágenes religiosas se trataba? La obra de arte se convertiría en el mejor refugio para la permanencia de valores espirituales.

 

El valor de cambio no ha podido formarse más que como agente del valor de uso, pero al vencer con sus propias armas ha creado las condiciones de su dominio autónomo. Al movilizar todo uso humano y hacerse con el monopolio de su satisfacción, ha acabado por dirigir el uso. El proceso del cambio se ha identificado con todo uso posible, y lo ha reducido a su merced. El valor de cambio es el condottiero del valor de uso, que acaba haciendo la guerra por cuenta propia.

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Nadie tiene más derecho que nosotros, que hemos construido estas iglesias y estas imágenes con nuestras manos, para destruirlas, ocuparlas, cogerlas, venderlas o hacer con ellas lo que se quiera o lo que se decida o lo que venga en gana.

 

Nuestras únicas manifestaciones, escasas y breves en los primeros años, querían ser completamente inaceptables; al principio sobre todo por su forma y más tarde, ahondando en sí mismas, sobre todo por su contenido. No fueron aceptadas. “La destrucción fue mi Beatriz”, escribía Mallarmé, que fue, él mismo, guía de algunos otros en exploraciones bastante peligrosas.

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Las colectivizaciones de los anticlericales trajeron sustituciones a la hora de fabricarse imágenes religiosas. La Conselleria d’Economia del Consell Municipal d’Olot recomendaba, con vistas al mercado interior, los siguientes objetos de arte: Imágenes de todas las medidas, figuras de pesebre, material pedagógico escolar, bustos de Macià y reproducción de obras arquitectónicas.

 

En cuanto ornamento indispensable de los objetos producidos en nuestros días, en cuanto exponente general de la racionalidad del sistema, y en cuanto sector económico puntero que elabora una multitud cada vez más creciente de imágenes-objetos, el espectáculo es la principal producción de la sociedad actual.

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Como resultado de colectivizaciones por parte de anarquistas y otros grupos del ala izquierda anticlerical resultaba evidente que se iban a dejar de fabricar objetos religiosos. En las Artes Decorativas se editó, según una relación del año 1937, el busto de Durruti, y según Alexandre Cuéllar, se llegaron a fabricar bustos de Joaquim Maurín, de Karl Marx [1], alegorías de la República, etc.

 

Aunque yo soy el ejemplo destacado de lo que esta época no quería, saber lo que ha querido no me parece tal vez bastante para dejar constancia de mi excelencia. Dice Swift, con mucha razón, en el primer capítulo de su Historia de los cuatro últimos años del reinado de la reina Ana: “Y no quiero en modo alguno mezclar el panegírico o la sátira con la historia, habida cuenta de que no tengo otra intención que la de informar a la posteridad e instruir a aquellos de mis contemporáneos que se hallen ignorantes o hayan sido inducidos a error. Porque los hechos relatados con exactitud son los que constituyen las mejores alabanzas y los más duraderos reproches”. Nadie mejor que Shakespeare ha sabido cómo pasa la vida. Él considera que “nosotros estamos tejidos con la tela de la que están hechos los sueños”. Calderón llegaba a la misma conclusión. Estoy al menos seguro de haber conseguido transmitir, con todo lo anterior, unos elementos de juicio suficientes para que se entienda con toda precisión, sin que pueda quedar lugar para ninguna clase de misterio o engaño, todo lo que yo soy.

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En una reunión de presos que se convocó para analizar el “sarampión de los atracos”, Durruti adoptó una posición categórica: “La hora no es para el ejercicio de las expropiaciones individuales, sino para la puesta en marcha de las colectivas. Para Nosotros hoy no hay lugar para las acciones individuales, porque las únicas que cuentan son las colectivas, las acciones de masa”.

 

De la cincuentena de presos libertarios, en su mayoría presos en la cárcel de Segovia, aunque también en otras cárceles (la “Modelo” de Barcelona, las de “Carabanchel” y “Yeserías” de Madrid, la de Burgos, la de Herrera de la Mancha, la de Soria…), muchos son inocentes, víctimas de las clásicas provocaciones policiales. De éstos se habla un poco, y hay quien está dispuesta defenderles, pero más bien pasivamente. Pero en cambio, la mayoría de los presos, han dinamitado efectivamente vías férreas, tribunales, edificios públicos. Han recurrido a la expropiación a mano armada contra diversas empresas y buen número de bancos. Se trata en particular de un grupo de obreros de SEAT de Barcelona (que en un tiempo se denominaron “Ejército Revolucionario de Ayuda a los Trabajadores”), que quisieron de este modo aportar ayuda pecuniaria a los huelguistas de su fábrica, así como a los parados; y de los “grupos autónomos” de Barcelona, Madrid y Valencia, que han actuado por el estilo, mayor tiempo, con la intención de propagar la revolución por todo el país. Estos compañeros son igualmente los que se sitúan en las posiciones teóricas más avanzadas. Y mientras el fiscal pide penas individuales de entre treinta y cuarenta años de condena para algunos de ellos, ¡precisamente sobre éstos se cierne el silencio más absoluto y el olvido voluntario de tanta gente!