Eva Wipf
17 de septiembre de 1936. Estatua del Sagrado Corazón. Mutilado el rostro y las manos mediante cortes de hacha. Capilla de Cristo Salvador. Iglesia de la Trinidad. Ronda. Málaga.
17 de septiembre de 1975. Cabeza de Coronada de Espinas. Marco rojo, copa de sombrero de madera, tensor y alambre de púas de espino. Sociedad de Arte de Zug. Kunsthaus Zug. Suiza.
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La inminente retirada de la turba marxista, les hizo aumentar, si cabe, su sádica crueldad. A la espera de una ayuda que nunca llega, anunciada la inminente llegada de ese que llaman el Batallón Fantasma, la impotencia y la cobardía se unen para que acaben pagando los más débiles. Las monjas y los sacerdotes ya habían huido. Quedaban las iglesias, las imágenes de Cristo, de la Virgen, de los Apóstoles, de los Santos y los Mártires, de los Ángeles y los Beatos. Comenzó la destrucción con el hacha y la tea incendiaria por amigos, y nosotros que veíamos su fuego y sus humos, que corríamos y no nos daba tiempo a llegar, a salvar los tesoros del arte y de la religión y de las gentes de Ronda y de la Patria. Llegamos, era demasiado tarde y la obra de Satanás ya estaba hecha. Ruina y destrucción se veían por todas partes. No quedaba una imagen sin vejar y todo había sido meticulosamente dañado. Si la misma furia que ponen en golpear, agujerear, rajar y quemar las imágenes la pusieran en la lucha frente a nosotros, entonces serían hombres, y no las bestias infernales que parecen. Habían cortado las manos que servían para sanar. Habían arrancado los ojos que nos devolvían la vida. Habían segado los rostros que nos ofrecían la paz. Y con estos elementos habían confeccionado extraños aquelarres, mofas monstruosas de la religión y de su culto. Donde había una mano, ahora una cabeza. A todos los Cristos y Santos le habían borrado la cara. Profanación de todas las imágenes.
Después de dejar la escuela, comienza a pintar autodidácticamente. En los años cincuenta elabora collages impresionantes que representan, con fragmentos densamente superpuestos de célebres cuadros y grabados y documentación fotográfica, denuncias en contra de la crueldad y la insensibilidad de nuestro siglo… La monstruosidad de la caza de judíos durante el Tercer Reich fue el motivo de esta vigorosa protesta contra las fuerzas de la destrucción y la humillación humana. Sin embargo, frente a las figuras de la crueldad, Eva Wipt opone en sus collages las figuras del Señor, de la Cruz y de la Madre de Dios, como símbolos de esperanza y del inmanente orden universal. Su fe en un Hombre amado por Dios y su repulsa del abuso que éste hace de tal situación marca estas grandes láminas de artística improvisación. Precisamente por eso, las, imágenes nos remiten a TODO lo que podría ser, a todo lo que ES. Las imágenes cuelgan de los poros de la piel, llegan con la sangre hasta el corazón y hasta el cerebro, son inspiradas y espiradas por la boca, son como triquina dentro de la carne. La más mínima agitación, un pequeño parpadeo, posee su imagen. Miles de imágenes hormiguean en todos los orificios; el ombligo, las orejas, la boca, el pene, la vagina, el ano. En todas las zonas donde haya flujo, intercambio, donde algo entre y salga. Todo el cuerpo está compuesto por portones, agujeros, travesías y pasadizos (algunos están a la vista, pero la mayoría están ocultos) y en todas partes donde haya travesías y pasadizos hay también imágenes, de modo que todo el cuerpo, en su interior y en su exterior, está recorrido por las imágenes.