El manifiesto comunista
1936. Paradas. Iglesia parroquial de San Eutropio. Saqueada entre los días 19 y 23 de julio, la fotografía fue tomada el 11 de julio de 1936. Se publicó en Edificios religiosos y objetos de culto saqueados y destruidos por los marxistas en los pueblos de la provincia de Sevilla, escrito por José Hernández Díaz y Alfonso Sancho Corbacho, Imprenta de la Gavidia, Sevilla, 1937.
1848. Londres. Internacional del Trabajo, por Kart Marx y Federico Engels. Escrito por encargo de la Liga Comunista desde los primeros días de febrero, finalizado mientras se producía el levantamiento de la Comuna de París. Edición ilustrada por Frans Masereel entre 1914 y 1919. Edición facsimilar, Dietz Verlag, Berlin, 1967.
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Un fantasma recorre la campiña sevillana, son las hordas marxistas. Es en contra de estos perros que se ha levantado la verdadera España: Franco y Queipo de Llano, la Iglesia y la guardia civil, Redondo y Castejón, los voluntarios falangistas y el tradicionalismo requeté.
Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.
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La totalidad de los destrozos efectuados en esta iglesia, ha sido con las imágenes de los numerosísimos retablos de fines del siglo XVIII y la primera mitad del XIX, que en la misma existían. Primero, el retablo mayor, obra de principios de esta última centuria, faltan la imagen de San Eutropio y dos columnas, de las cuatro que poseía. Segundo, la capilla del Sagrario ha sido saqueada también, habiéndose perdido las imágenes de los retablos, siendo el más importante de todos el mayor, de hacía 1680, en donde existía una Inmaculada de la época; de los laterales, han desaparecido las figuras de San Pedro y la Virgen de las Mercedes. Tercero, en esta misma capilla se exhibía una interesantísima pintura de Santa María Magdalena, que podemos atribuir al círculo del Greco; acuchillada en distintas partes. Gracias a las repetidas gestiones de la Junta pudo ser rescatada y restaurada con todo interés. Cuarto, de los restantes retablos, han desaparecido las siguientes imágenes: San Joaquín, Virgen del Carmen, Jesús Nazareno, Grupo de Animas, San Francisco de Paula, Virgen de Consolación, Cristo de la Buena Muerte, un cuadro de la Santísima Trinidad, otro de San Cristóbal, una escultura de San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, Santa Ana, San Bartolomé, San José, San Miguel, un Resucitado, un Cristo yacente, una Virgen del Rosario y la Virgen de la Cabeza. Quinto, entre los objetos de orfebrería que han sido destruidos en esta iglesia debemos citar: Un plan de altar de plata repujada, compuesto de una Cruz, seis candeleros, dos atriles y tres sacras; todo del siglo XVIII, conservándose sólo dos sacras y un atril. Sexto, e! tabernáculo y una arqueta de plata repujada, también del siglo XVIII, destrozadas casi en su totalidad. Séptimo, dos juegos de vinajeras de la misma centuria. Octavo, un copón de plata dorada repuja da, estilo Renacimiento, y otros dos también de plata dorada y repujada del siglo XVIII. Noveno, tres cálices compañeros de los copones descritos, y cinco más de plata lisa, modernos. Décimo, un Ostensorio de plata dorada del siglo XVIII, al parecer de importación colonial, etc.
Claro está que, al principio, esto sólo podrá llevarse a cabo mediante una acción despótica sobre la propiedad y el régimen burgués de producción, por medio de medidas que, aunque de momento parezcan económicamente insuficientes e insostenibles, en el transcurso del movimiento serán un gran resorte propulsor y de las que no puede prescindirse como medio para transformar todo el régimen de producción vigente. Estas medidas no podrán ser las mismas, naturalmente, en todos los países. Para los más progresivos mencionaremos unas cuantas, susceptibles, sin duda, de ser aplicadas con carácter más o menos general, según los casos: 1. Expropiación de la propiedad inmueble y aplicación de la renta del suelo a los gastos públicos. 2. Fuerte impuesto progresivo. 3. Abolición del derecho de herencia. 4. Confiscación de la fortuna de los emigrados y rebeldes. 5. Centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco nacional con capital del Estado y régimen de monopolio. 6. Nacionalización de los transportes. 7. Multiplicación de las fábricas nacionales y de los medios de producción, roturación y mejora de terrenos con arreglo a un plan colectivo. 8. Proclamación del deber general de trabajar; creación de ejércitos industriales, principalmente en el campo. 9. Articulación de las explotaciones agrícolas e industria les; tendencia a ir borrando gradualmente las diferencias entre el campo y la ciudad. 10. Educación pública y gratuita de todos los niños. Prohibición del trabajo infantil en las fábricas bajo su forma actual. Régimen combinado de la educación con la producción material, etc.
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Durante la República, el Frente Popular y los meses de dominación marxista en pueblos de la provincia de Sevilla, el balance (le persecuciones, destrucciones de edificios y obras de arte, y saqueos, ofrece un balance significativo. Fueron incendiadas y saqueadas noventa y tres iglesias y destruidas cerca de dos mil obras de arte religioso. Hechos que solamente fueron posible por la concurrencia de todas las fuerzas de la destrucción, ¡unidas!
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos!