Edificios para parados
27 de julio de 1909. Fábrica de licores incendiada por los sediciosos por suponer que sus dueños eran los jesuitas. Barcelona. La revolución de julio en Barcelona. Su represión, sus Víctimas. Proceso Ferrer. José Brissa. Casa editorial Maucci. Barcelona, 1910. Fotografía A.T.V. Merletti.
11 de julio de 1984. Edificio para parados. Madrid. Arquitectura prematura [1]. Departamentos. Alzado Central. Alzado lateral. Sección. Desarrollo y distribución. Escala y detalles. Galería de Arte del Colegio de Arquitectos. Málaga. 1994. Arquitecto Isidoro Valcárcel Medina.
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Observamos que en el Ayuntamiento estos sucedidos producen poca inquietud. No observan los hechos en la misma medida que nosotros, los afectados. No ven una causa mayor en el ejercicio de simplificación que han significado estos días revolucionarios. Al fin consignan nuestro destino como su trabajo, donde todo se reduce a papel.
Los observadores al uso no es que ya no se integren en el campo de lo observable, sino que no quieren que este último pase de ser una imagen. No les agrada, por ejemplo, que mis dibujos no compitan en el plano arquitectónico, que ese aspecto no sea nada más que un vehículo…:¡con lo saludable que sería tener que ver solamente lo que está en el papel!
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La propia concepción cilíndrica del edificio que albergaba los depósitos de alcoholes en sus distintas plantas facilitó, sin duda, que las llamas se extendieran por todo el inmueble.
Un edificio de torres cilíndricas en las que sea cómodo, útil y barato instalar ascensores. El continuo trajín de los parados subiendo y bajando por los distintos departamentos obtiene así facilidades.
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Nosotros denunciamos la facilidad con que las turbas forajidas se hacían de gasolinas y carbones, la facilidad con que andaban por la calle y tan a mano tenían las formas de hacer fuego, de conseguir armas, de instigar el incendio. ¿Nadie, dice, ayudarles? ¿Dónde se encontraban guarnecidas las gentes de bien? ¿Dejó la policía actuar en un primer momento? Son muchas las opiniones demagógicas que estamos escuchando pacientemente mientras no se nos responde sobre la facilidad que siguen teniendo los criminales para aprender estos crímenes en la escuela y perpétralos por si mismo.
Y ahora, ¿qué es el arte económico? Aquel trabajo que el autor está en condiciones de producir con sus propios recursos o con algún otro que se le preste. Pero nunca el que no se puede realizar de ningún modo si no hay aportación externa y completa. El arte económico es una especie de “hágaselo usted mismo”. Si, luego, el trabajo se enseña, se vende, se cede al disfrute colectivo y, por tanto, es fácil y lógico que venga sostenido por dinero ajeno y externo, digo que sí, que bueno. El punto de vista mío en este asunto es sólo que prefiero la obra que, por naturaleza y por circunstancias, fuera autogestionada.