TESAURO

CRONOLOGÍA

ARCHIVO F.X.

MÁQUINA P.H.

LA INTERNACIONAL

PEDRO G. ROMERO

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Dinero ciego

1937. Una estampa bucólica, el campesino fumigando las viñas. Emisión del consejo municipal sin fecha. Castellsarroca, antes Sant Martí Sarroca. 3150 habitantes. Provincia de Tarragona. Billete rojo de 25 céntimos. Imprenta del Centre Administratiu Municipal de Barcelona. Papel de la casa Guarro. 70×107 mm.

 

1995. Los billetes de 5000 pesetas no se ven, se tocan. Juan del Campo [1]. Cuenca. A partir de caso del ciego utilizado por la policía de Huelva para detectar dinero falso. Fotocopias de billetes de 5000 pesetas tintadas a mano sobre papel verjurado fino. Mojado y secado. Taller de Reprografía. Edición ilimitada. 8×16 cm.

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Se ha intentado buscar justificación a tanta actividad produc­tora de dinero en la lógica respuesta a la carencia de moneda fraccionaria, la cual resultó acaparada con prontitud por la mayor parte de sus poseedores de ambas zonas, que no sólo lo hicieron con la relativamente abundante de plata de curso le­gal al comienzo de la guerra -5, 2 Y 1 pesetas y 50 céntimos-, sino también de las poco valiosas de níquel o de cobre. La necesidad surgida ante la carencia y el aislamiento comercial de ciertas zonas no puede hacernos olvidar la prontitud con que gobiernos autónomos, de derecho o de hecho, pusieron en marcha la emisión de moneda propia, probablemente tan deseosos de respaldar su recién adquirida soberanía imprimiendo o acuñando su dinero, como de resolver problemas prácticos de escasez de mo­neda de curso legal.

 

No pensamos aceptar todo ese montaje jurídico, no cabe aceptar una defensa en un proceso donde las leyes cambian sin cesar, insistiremos en las contradicciones jurídicas para mostrar la desintegración ideológica que padece el estado burgués, y exponer nuestra política revolucionaria… Cierre la puerta, por favor, bien… el último día hablamos de la noción de ley y de delito, vimos que las leyes tienen como objetivo el mantenimiento del orden social, y ciertamente pueden cambiar de un país a otro, de una época a otra, no son más que convenciones y lo mismo puede decirse de las costumbres, los hábitos, las conductas…