College de ‘pataphysique
1936. Las milicias rojas se incautan del mismo. Salones y Capilla privada. Palacio del Duque de Medinaceli. Milicias Socialistas. Madrid. La dominación Roja en España. Anexo Tercero: Terror Anárquico. Causa General. Avance de la información instruida por el ministerio público. Ministerio de Justicia. Madrid. Fotografía en los Archivos de Prensa Española.
1948. La Patafísica sobrevivió a Jarry, creándose como contrapunto irónico al prestigioso Collége de France, el Collége de Pataphysique. Librería de Adrienne Monnier. París. Collège de Pataphysique o Subsidia Pataphisica. Sociedad de Investigaciones Eruditas e Inútiles. Orden de la Gran Barriga. Fotografía de los archivos de la Sociedad General de Pataphísica.
______________________
La actuación del Ministerio era cuando menos ambigua. Las ordenanzas que lanzaba a la calle tenían que ser llevadas a cabo por los mismos que las incumplían y eran causa principal de ese dictado. No se trataba de una confusión entre poderes por más que la legalidad republicana nunca los diera por separado. Las mismas milicias socialistas de Medinaceli las formaban cuadros de las escuadras de asalto que habían actuado en el Cuartel de la Montaña y parte de los integrantes de los distintos comités civiles que estaban aplicando de motu propio las leyes de incautación y expropiación que todavía no había aprobado el gobierno y tampoco había proclamado ningún bando de guerra. Cuando los corresponsales extranjeros entrevistan a los milicianos socialistas de Medinaceli estos aparecen como defensores de la legalidad vigente, muchos portan insignias de distintos cuerpos de orden y del ejercito –curiosamente ninguno está ni en el frente de la sierra ni en las comisarías de Madrid ni haciendo las escasas guardias que había prometido el servicio de protección a delegaciones extranjeras- y manifiestan una consonancia plena con las ordenes de sus jefes. ¿Qué quienes eran sus jefes? Entonces el delirio llega a máximas cotas de desbarajuste. Se escuchan los nombres de Pablo Iglesias, de Lenín, –hasta de “Jesucristo”, responden al corresponsal italiano de Il corriere– pero nadie escucha hablar del presidente de la República.
El Pataphysico, lo hemos dicho y repetido, no es “anti”, de las misma manera que el astrónomo no se rebela por la explosión de las supernovas ni el entomólogo tiene arrebatos de odio contra los escorpiones. Científico, observa e intenta comprender, lo que sería más bien una forma de simpatía. Jarry, descubriendo con objetividad la psicología y las costumbres del ómnibus, da una lección pataphysica de más alcance que aquella de los “anti” que se esfuerzan por “pensar” lo contrario de lo que piensa la mayoría. Pues su pretendido pensamiento, como el otro, del que tratan de desmarcarse, no es sino una opinión, lugar común que no merece ser realmente común. “El Pataphysico no piensa” ¡Sea! Cuando juega a pensar, no piensa en contra, sino en otra cosa; Boris Vian no practicaba otro método: “pongo todo mi empeño en pensar en las cosas en las cuales pienso que los otros no pensarán”. Para el Pataphysico, ni cambio de sentido, ni sentido común, ni insensatez, ni sentido, sólo ciencia: la cinegética del ómnibus debe enseñar a ver ( algo que resulta mucho más difícil que pensar), a ver, no una mezquita en lugar de una fábrica, lo que no sería más que poesía (o melopea) sino algo bien diferente, una fábrica en lugar de una fábrica, a ver y a describir un universo suplementario a éste, lo que, por definición, es la ‘Pataphysica”.