Cercle Communiste Démocratique
Agosto de 1936. En algunas barricadas, los milicianos colocaron imágenes como parapetos. Imagen mutilada del Corazón de Jesús. Lugar no identificado entre las provincias de Sevilla y Huelva. Archivo Hemeroteca Municipal. Ayuntamiento de Sevilla. Fotografía de Juan José Serrano Gómez.
Diciembre de 1933. Después de la sesión, en defensa de Victor Serge, quedan consignas anti-stalinistas. En el centro, de pie, la figura de Georges Bataille [1]. Local no identificado en el centro de París. Librairie du travail. Relato de Simone Weil.
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Como en complicadas filtraciones subterraneas el comunismo va minando los cimientos sociales de los pueblos y el cataclismo se producirá con horrores incomprensibles en el momento en que Rusia se sienta sobradamente fuerte para Triunfar. Del corazón de la tierra fluye esta agua envenenada, la tinta con que redactan sus panfletos, cartillas escolares y libros de adoctrinamiento secretos. En sus escritos –Mi reino no es de este mundo, Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios, Padre perdonalos porque no saben lo que hacen– no sólo se ataca nuestra religión, sino que se minan los fundamentos de todo orden moral, se intenta destruir la familia con la proclamación del amor libre, se ofenden a los más puros sentimientos de la sociedad cristiana y se exaltan los más bajos instintos, arrastrando a los hombres hacia un materialismo abyecto que en nada les diferencia de las bestias.
Sus mitos asocian la ignominia social, la decadencia cadavérica del crucificado, al esplendor divino. Es así como el culto asume la función total de oposición de fuerzas de sentidos contrarios, repartida hasta entonces entre los ricos y los pobres, llevando a unos y a otros a la pérdida. Se une estrechamente a la desesperación terrestre, no siendo él mismo sino un epifenómeno del odio desmesurado que divide a los hombres, pero un epifenómeno que tiende a substituirse al conjunto de los procesos divergentes que resume. Conforme a la palabra atribuida a Cristo, diciendo que Él había venido para dividir, no para reinar, la religión no busca, pues, en ningún modo, hacer desaparecer lo que otros consideran como la plaga humana: bajo su forma inmediata, en la medida en que su movimiento ha quedado libre, ella se revuelca, por el contrario, en una inmundicia indispensable para sus tormentos estáticos.
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Una escena muy repetida en los pueblos después de la huida de las milicias del Frente Popular, antes de la llegada de las tropas nacionales. En algunas barricadas los milicianos colocaron imágenes para que hicieran de parapetos.
Muchos de sus miembros habían sido expulsados del Partido Comunista en 1924, a causa de su posición crítica con las purgas estalinistas. En un primer momento se denominó Cercle Communiste Marx-Lénine, dándoles un uso defensivo a estas figuras.
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Recorte de tela con la imagen del Corazón de Jesús y la leyenda “¡detente, bala!”… Durante la contienda civil, bordados por madres y madrinas de guerra, estos distintivos de sentido piadoso y político solían prolongar el lema habitual: “Detente, el Corazón de Jesús está conmigo”.
Contra ellos, la vida y la obra de Marx [2] constituyen una protesta por sí mismas… un marxismo responsable exige hacer análisis, mediante los propios métodos proporcionados por Marx, de lo que en Marx es corregible y de lo que después de Marx modifica su naturaleza y conclusiones. Como Souvarine, Simone Weil llevó consigo una fotografía de Marx.