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Braz Chediak

Agosto de 1938. Imagen con una mano amputada de la Inmaculada Concepción, a  uno de cuyos ángeles le arrancaron los ojos. Purísima. Parroquia del Carmen. Murcia. Depositada en Consejería de Cultura. Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Museo de Bellas Artes de Murcia.

 

Mayo de 1969. Neusa, con los ojos desencajados, reacciona violentamente con las manos cubiertas de sangre. Braz Chediak. Navalha na carne, sobre una obra de teatro de Plinio Marcos. Productor, Jece Valâdao. Magnus Filmes. Rosinha das Perucas. Ipanema Films. Sao Pâulo. Brasil.

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Eran, a veces, buenos hombres que aunque vinieran de matar gente por las carreteras, al llegar disfrutaban llamando a la mujer por teléfono, se enfadaban unos con otros, bebían vino para hacer las paces y pataleaban a menudo cuando venían las cosas mal y la radio decía que iban perdiendo la guerra. Demasiado comprendía yo que no tenían derecho a hacer tantas barbaridades, que blasfemaban de lo peor, que contaban chistes horrendos de monjas y del papa, que no dormían por limpiar los pueblos de fascistas, pero al mismo tiempo eran unos infelices. Todo lo contaban, lo que habían hecho y lo que iban a hacer, y claro, sin guardar bien los secretos no se puede hacer ninguna revolución. Discutían, se peleaban unos con otros, ponían la pistola encima de la mesa, dictaban oficios reclamando esto y lo de más allá y luego se iban juntos a los entierros. Que también de los suyos morían. Yo pienso que es que estaban demasiado nerviosos y que, en ocasiones, se aburrían. Luego llegaban las mujeres y, entre broma y broma, los llamaban “primaveras”, “pinchaúvas”, “cantamañanas”, “lirios”, “terciarios”. Y a ellos se les encendía la sangre. Siempre que venían las mujeres, ellos mataban más de lo ordinario.

 

“Noite Vazia” y “Navalha na Carne” muestran dos visiones del amor y el erotismo en universos antagónicos: en la alta burguesía y en el submundo de prostitución y marginalidad. Walter Hugo Khoury [1], narra la historia de dos amigos de la alta sociedad paulista que terminan la noche con prostitutas de lujo  (Norma Bengell y Odete Lara) después de pasearse por clubs de lujo y dancing bar con los que llenar en vano el vacío de su existencias. La película, producida por Vera Cruz y ganadora de la Palma de Oro de Cannes en 1965, muestra el estilo propio de alto rigor estético creado por Khoury, director singular en el panorama de la época dominado por el Cinema Novo y el cine de orientación social. En “Navalha na Carne”, adaptación de la obra homónima de Plínio Marcos, Braz Chediak muestra una visión del amor y el erotismo en el sórdido universo de la marginalidad a través de la historia de la prostituta Neusa (Glauce Rocha), de su chulo Vado (Jece Valadão) y del homosexual Veludo (Emiliano Queiroz). Alabada por la crítica como el mejor filme de Chediak, es también una obra singular en la época del cine marginal, a los inicios del subgénero que se conoce como pornochanchada. Estas dos películas dirigidas por descendientes de libaneses son referencia indiscutible del cine brasileño.