TESAURO

CRONOLOGÍA

ARCHIVO F.X.

MÁQUINA P.H.

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PEDRO G. ROMERO

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Art and Crafts

29 de julio de 1909. Fachada incendiada, aún puede apreciarse el ahumado sobre la piedra y el hollín en las ventanas. Convento de los PP de la Sagrada Familia en S. Andrés. Serie, “Sucesos de Barcelona, nº 11”. Edición Ángel Toldrá Vinazo.

 

1 de mayo de 1880. William Morris [1] visita con sus alumnos la Red House, construida por el arquitecto Philip Webb y el vidriero Edward Burne-Jones. Las Arts and Crafts movement la designaron Palacio del Arte. Comentarios de Jane Morris.

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Afortunadamente y con grandes peligros pudo salvarse el archivo general de la Congregación y algunos ornamentos y objetos de culto. Muchos vecinos se negaban a guardarlos en sus casas por temor de los incendiarios, que amenazaban con el fuego a todos los que les favorecían.

 

Una fachada artesanal, las de Art and Crafts –que alguien artificialmente quiso ver con lejana referencia de sus hermanos los luditas– estructuradas con el juego de volúmenes de una chimenea doméstica mejor que con el decorativismo salvaje de las llamas de un incendio.

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Eran las cuatro de la tarde del viernes cuando penetró una turba por uno de los patios del edificio, niños y mujeres, como en todas partes, formaban la vanguardia. Detrás seguía un grupo de hombres armados. Empezaron por quemar algunas dependencias exteriores y a derribar árboles de los patios y jardines. Entrados en el cuerpo del edificio, se abalanzaron a la capilla quemando y destrozando el altar y las imágenes, saqueando las celdas y demás dependencias, mientras atizaban el fuego, que a los pocos momentos prendió por los cuatro costados, convirtiéndose en una inmensa hoguera. Las llamas, con potencia incalculable, se elevan a gran altura, arrojando en su furia restos de libros y muebles y pavesas inflamadas que iban a caer a gran distancia.

 

Con el agravamiento –desorbitado por entonces– de la recesión económica, se llega a la violencia en la calle; Morris, prescindiendo del distanciamiento crítico que le es habitual, experimenta la tonificante sensación, sobre todo para quien estructuralmente está au dessus de la melée, de sumergirse en los alborotos. Máxime cuando hasta cierto punto sus privilegios de clase siguen siendo válidos; Morris se sirve de ellos sobradamente cada vez que le coge la policía y le interroga, lanzando al rostro del guardia todo el peso de su superioridad cultural. Además, de alguna forma, ha llegado a ser popular: siempre está delante en las manifestaciones, incluso en las situaciones más peligrosas como el Black Monday de febrero de 1886, o en el 13 de noviembre de 1887, cuando quedan tres muertos en la calle y son heridas innumerables personas por la policía y el ejército.