TESAURO

CRONOLOGÍA

ARCHIVO F.X.

MÁQUINA P.H.

LA INTERNACIONAL

PEDRO G. ROMERO

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Aréthuse

10 de marzo de 1939. Objetos religiosos y de arte abandonados por el Ejército Republicano. Manuel Sánchez-Camargo. Servicio de Propaganda. Editorial Nacional. Sala del Tesoro del Castillo de Figueras, Gerona.

 

10 de marzo de 1925. Sacrificio e imágenes gnósticas en la numismática helénica tardía. Georges Bataille. Revista de Paleografía y Arqueología. Departamento de Medallas de la Biblioteca Nacional. París.

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Y otros objetos valiosos, que si la rapiña roja no los había almacenado en el castillo de Figueras, los encontrábamos en las afueras del pueblo, en poder de rameras, que cobraban sus servicios a los marxistas, recogiendo Santos Copones y Sagrados Cálices, procedentes de robos y profanaciones.

 

Desde sus artículos numismáticos en revistas como Aréthuse, donde un especial interés señalaba la alusión paradójica en las monedas de imágenes eróticas, las orgías entre Ménades e Itifálicos que circulaban como dinero en Macedonia.

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Se titulaba Caja de Reparaciones y actuaba sobre toda clase de bienes que pudiera aprehender, sobre todo los financieros como acciones, títulos, depósitos bancarios, etc., joyas, objetos preciosos o simplemente valiosos. Y hasta objetos de producción industrial bien modestos, pues en los abarrotados almacenes del castillo de Figueras vi, por ejemplo, una buena partida de esquís nuevos y otra menor de pequeños taburetes plegables para salir al campo, como suelen usar los pintores. Claro está que los agentes de la Caja de Reparaciones no hacían ascos si les venía a las manos un buen cuadro u otra pieza, sobre todo si eran de oro o plata. Lo malo de esta Caja es que fundía los metales y los convertía en lingotes. En ellos perdieron sus bellas formas cálices y custodias, relicarios, incensarios y navetas mezclados con las cuberterías, adornos y trofeos de familias acomodadas.

 

Por un lado, las actividades de producción, apropiación y acumulación; por otro lado, el principio de pérdida, que explica las actividades de destrucción, donación y derroche. Basándose en este doble principio, Bataille cree necesario llevar a cabo una crítica de la Economía Política. Es necesario que la Economía dé cuenta no sólo de las actividades productoras de riqueza sino también de las actividades que destruyen esa misma riqueza, que la gastan, la derrochan, la dilapidan, sea de forma festiva o de forma violenta. Así ocurre, por ejemplo, con las joyas y otros objetos de lujo, los cultos y sacrificios religiosos, las ceremonias fúnebres, los monumentos suntuarios, las guerras, los deportes, los espectáculos, los juegos, las Fiestas, las creaciones artísticas y literarias, las actividades sexuales no destinadas a la reproducción. Bataille cuestiona la Economía moderna, a la que él llama «economía restringidas, porque sólo tiene en cuenta las actividades humanas regidas por el «principio de ganancia», y propone elaborar en su lugar una verdadera «economía general», que dé cuenta también de esas otras actividades regidas por el «principio de pérdida».